Habemus papam
8 de marzo, día de la mujer
El nombramiento de papa, asunto de católicos, que por supuesto afecta a millones de personas diferentes de ellos por el poder económico y político de la Iglesia Católica. Sin embargo, que sea de aquí o de acullá; jesuita, benedictino, tomista, franciscano o lo que sea; negro, blanco o amarillo esas sí son nimiedades que sólo los católicos sabrán porqué interesa. Para los demás debiera interesarnos el papel que cumple la iglesia sea cual fuere su cabeza en el Vaticano. Las masivas manifestaciones de júbilo por la fumata blanca es signo y consecuencia de las enseñanzas que desde niños nos inculcan por un más allá venturoso si nos portamos bien en el mundo terrenal. Y portarnos bien es, ante todo, no codiciar los bienes ajenos, porque ¿para qué si en la eternidad tendremos abundancia?. El papel fundamental de la Iglesia católica, fuera del lujo y la riqueza de sus jerarcas es político-económico y se trata de mantener a salvo y acrecentar las riquezas de un puñado (defensa de la propiedad privada)sobre la base de la sumisión de carácter, de impedir que en las mentes del común fluya alguna rebeldía. Suena a pamplinas la discusión que suscita en algunos medios las posturas de los candidatos a papa: que este es conservador, que aquel es liberal, que el de allí... La Iglesia es un manojo de conservadurismo llegue quien llegue a la cima. La iglesia le ha tocado adaptarse y aceptar muchas concepciones que los hechos y las ciencias no le deja otro alternativa; ya no discuten sobre un cielo arriba y con espacio físico, contrario a un infierno allá abajo, piden perdón por una tierra girando alrededor del sol,...en fin, a las sagradas escrituras le dan la lectura que el lector según su grado de educación soporte. De hecho, la Iglesia Católica ha tenido ascendencia en la ignorancia y por supuesto la ignorancia vive entre los millones de pobres; por su parte, los ricachones aunque no crean en curas saben de su importancia a la hora de mantener la pobrería a raya. De otro lado, es de ilusos aceptar que el Ratzinger haya renunciado por dificultades físicas; allá como en toda asociación existen diferencias frente al manejo económico, político e ideológico de la organización. Resumamos "que todo cambie para que nada cambie"
8 de marzo, día de la mujer
Apartes del artículo de Francisco Mosquera S.(1943-1994), Mesa redonda sobre la mujer, tomados del libro Resistencia Civil.
"...Antes que nada, la existencia de un nutrido destacamento de
miembros femeninos del Partido que paulatinamente ha descollado en las más
disímiles tareas, cuya conducta desbroza un camino a seguir y le suministra una
sustentación viva, tangible, al viejo y discutido principio de que la mujer,
igual que el hombre, es capaz de concurrir eficazmente en los múltiples
terrenos del menester social. Ellas realizan un esfuerzo superior al de sus
compañeros de lucha, puesto que además de encarar los embates ideológicos y
propagandísticos de la reacción predominante y las medidas punitivas de los
custodios de la ley, han de sobreponerse con valentía a los prejuicios que
sobre el llamado sexo débil campean casi sin omisión en todos los estratos de
la sociedad. Y se han salido con la suya, por lo menos al conseguir entroncarse
con las masas, requisito de cualquiera acción verdaderamente política y
revolucionaria. Aunque sólo sea un primer paso, sabemos que el comienzo de las
cosas siempre resulta lo más difícil..."
"...Sin embargo, por más que se empeñen en idiotizar a la mujer
con el halago de que ella es la reina consentida del hogar, además de
escucharse ya bastante ridículo, nada de eso funciona en la fecha. El sexo
femenino comienza a preferir que se le trate con menos fingimiento y vana
galantería, e incluso trabajar lo duro que sea, con tal de ganarse el pan por
sus propios medios, alcanzar su independencia de acción, integrarse a las
actividades sociales y convertirse realmente en un ser digno y útil. Y las que
sin pertenecer a la cúspide privilegiada todavía suspiran por las creencias de
sus abuelas, los hechos las sacarán del letargo, o por lo menos les sembrarán
la espina de la duda. Si perennemente han oído sentencias difamatorias, chistes
de mal gusto y adagios como “la mujer y la mula al fin dan la patada",
"la mujer es un animal de cabellos largos y entendimiento corto",
"del hombre la plaza y de la mujer la casa", "o bien casada o
bien quedada", es apenas lógico que se crean inferiores y hasta que se
sientan satisfechas de serlo. Empero, ¿cuál matrimonio?, ¿cuál casa?, ¿cómo
salvar a los hijos?, ¿para qué la abnegación y la espera?, si no hay corrosivo
peor que la indigencia, si el refugio hogareño se va reduciendo y transmutando
en una cloaca infecta a donde difícilmente penetra la luz del sol, si los rezos
no alimentan ni obran el milagro. Con la crisis, la proletarización progresiva
y el común empobrecimiento se percibe la caducidad de las normas que la minoría
dominante se obstina en idealizar, contra cualquier evidencia. El caos
desbordado clama a gritos por un vuelco de raíz, no sólo en lo concerniente a
la soberanía nacional y a los modos de apropiación y producción, sino en todos
y cada uno de los aspectos de la vida de las personas, Y las que menos tienen que
llorar por el pasado que se fue son las mujeres. No se aterrorizarán tampoco
por las transformaciones revolucionarias que propugnamos, incluida la de la
creación de una unidad familiar en la que desaparezca precisamente la
servidumbre femenina. Comprenderán que todo cambia y debe cambiar. En el
proceso del conocimiento primero se transforman las cosas y después las mentes.
Y como de la vieja familia no queda piedra sobre piedra, ahora corresponde
edificar una nueva..."
"...El día que se suprima la propiedad privada, prácticamente el
último factor que nos falta para el derrumbe definitivo de la familia como
núcleo económico, brotará otra, infinitamente más humana, más grata y más
estable, porque estará fundada y mantenida sólo por la comprensión, la
atracción y el amor mutuos entre los esposos. No habrá mancomunidad de mujeres,
con lo que los anticomunistas suelen promover terrorismo ideológico, ni se
acabará la monogamia; únicamente ocurrirá que, como la mujer ya no estará
constreñida a padecer las veleidades del hombre, éste tendrá que volverse
monógamo, lo que, por lo demás, no es tan terrible. ¡Ah!, y desaparecerá la
prostitución, el eterno aditamento de la vieja familia, que germina en el cieno
de la sumisión económica del sexo femenino. La comunidad destinará un monto
considerable de sus reservas para velar por las nuevas generaciones, desde la
cuna hasta cuando se hallen aptas para asumir sus responsabilidades, con lo que
el pueblo trabajador conseguirá por fin disfrutar a plenitud de los deleites y
recompensas de los deberes de la procreación. Las minorías expoliadoras llaman
a esto "el despojo de los hijos por parte del Estado..."
"...El sexo femenino necesita con acucia de la revolución, y ésta
no será una realidad sin el concurso efectivo de aquel poderoso contingente que
abarca a la mitad del pueblo. Aunemos firmemente estos dos elementos tan
complementarios como el hidrógeno y el oxígeno en la composición del agua, y
entonces Colombia florecerá entera bajo los efluvios de una nueva vida..."
"...De lo resumido hasta aquí se desprende que la emancipación de
la mujer, que despunta ya en el horizonte de la humanidad, llegará
inexorablemente, porque antes que nada obedece a las exigencias del desarrollo,
y quienes se empecinen en contenerla sucumbirán en el intento. No se trata de
una mera proclama, de una consigna proselitista, o de un capricho nuestro. La
sojuzgación de la mujer ha acompañado durante milenios a la explotación del
hombre por el hombre: con su surgimiento inaugura el oprobioso período de la
esclavitud, mas lo clausura con su desaparecimiento. A las generaciones
contemporáneas les correspondió en suerte vislumbrar tan colosales cambios,
viviendo en los umbrales de una era en que las gentes, para prodigarse lo de la
subsistencia, no se verán arrastradas a entablar relaciones alienantes y
vejatorias, ni en los ámbitos del trabajo y de las gestiones administrativas de
la sociedad, ni en los menos extensos de la familia..."
"...A regañadientes y a través de cuentagotas, los países
capitalistas han venido declinando, una tras otra, sus recalcitrantes posturas
sobre la materia, y hoy algunos se glorían de haber realizado todas las
concesiones, hasta la del aborto. Y en esas naciones, cabalmente en esas
naciones en donde no resta conquista democrática por arrancar, fuera de ahondar
las conseguidas, aparece diáfano, cual lo advierte Lenin, que la condición de
inferioridad de la mujer no radica en la ausencia de derechos, sino en el Poder
que los refrenda. En Colombia, donde las oligarquías vendepatria han ido
siempre detrás y muy atrás de sus modelos extranjeros, aún habremos de combatir
al respecto por no escasas reivindicaciones, sin creer ni hacer creer que éstas
encarnan el colmo de las aspiraciones del sexo femenino. A la inversa,
enarbolaremos, apoyaremos y aprovecharemos sus diversas contiendas para
organizar sus huestes e instruirlas acerca de lo que al fin y al cabo interesa:
que exclusivamente la revolución y el socialismo garantizarán la emancipación
de la mujer..." http://www.moir.org.co/A-PROPOSITO-DE-LA-MESA-REDONDA.html
El Paro cafetero, febrero 25 de 2013
La rebeldía de los pueblos hay que apoyarla, y si ella es masiva y acertadamente dirigida, grandes probabilidades de éxito tendrá. Acertar, le compete a sus dirigentes; de no lograrlo, lo que sigue es autocriticarse y rectificar.
La inquietud del día corre por cuentas de las consignas y propósitos del paro cafetero, más concretamente lo correspondiente a la sustancial caída en la producción cafetera que en sus "mejores años" sumó los 12 millones de sacos de 60 kilos, pero que hoy no llega los 8 millones. Y entonces llega a la memoria aquel análisis de Francisco Mosquera S.(memoria eterna) en la pasada década del 70 en el que afirmaba " Así como la desgracia del pueblo venezolano es el petróleo, la del pueblo colombiano es el café" denunciado a la oligarquía gobernante por casi 60 años de sometimiento de la economía colombiana al monocultivo del café, el resto de producción, especialmente del campo, abandonada a su suerte, para satisfacción, por supuesto, de los amos del Norte. Hoy, no obstante que las importaciones de alimentos provenientes del campo siguen siendo una afrenta por su cantidad (10 millones de ton.año), lo cierto es que ya no dependemos de las exportaciones de café. Ilógico sería que las consignas del gremio cafetero pugnarán por volver a esas épocas de abundante café cuando lo que los colombianos debemos exigir del gobierno es el fomento y apoyo de la producción agrícola y ganadera nacional de tal manera que se sustituya buen porcentaje de esa importación de alimentos.

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