miércoles, 29 de junio de 2022

 EL “GRAN ACUERDO NACIONAL” Y LA REFORMA TRIBUTARIA

No se hará con el pueblo, sino en su contra

Todos se están inscribiendo en el “gran acuerdo nacional”, convocado por el Presidente electo. Por aquí los gremios afinan sus directorios y presentan sus perentorios petitorios; por allí los electos al Capitolio reparten las mesas directivas y suavizan las diferencias programáticas; más allá los articulistas de prensa abundan en elogios. Como prometió Petro, nadie estará excluido del "gran acuerdo", la “vieja derecha” como la “nueva derecha” o “progresismo”, era de esperarse, coinciden en lo fundamental que no es otra cosa que garantizarles a las clases dominantes réditos conforme a sus negocios ¡𝒑𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒊 𝒂 𝒍𝒐𝒔 𝒎𝒂𝒈𝒏𝒂𝒕𝒆𝒔 𝒍𝒆𝒔 𝒗𝒂 𝒃𝒊𝒆𝒏, 𝒂𝒍 𝒑𝒂í𝒔 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊é𝒏! Y todos saben lo importante de  aprovechar la “luna de miel” que sigue al vencedor (antes que las masas despierten de su letargo) y lo apremian para que nombre, antes que a nadie, al ministro de hacienda para que lidere el conciliábulo que ha de presentar la Reforma Tributaria cuya urgencia no han podido esconder los enviados de los parasitarios organismos financieros mundiales y los agentes del Tesoro Norteamericano quienes por adelantado lanzan al nuevo gobierno sus mensajes apocalípticos en formato de "calificaciones del riesgo", "caídas de bolsa", "incertidumbres del mercado", "sube y baja del precio del dólar", etc. con los que se presiona el camino a seguir y el articulado a escribir.

      Tal como se promueven todas las reformas tributarias, Gustavo Petro adoba la “suya” como esa que ha de pagar los que más tienen (4.200 ricos, dice) y que servirá para repartir entre los más necesitados; como si la experiencia no enseñara que es al revés. No nos engañemos, también esta vez los impuestos saldrán mayoritariamente del bolsillo de los otros 45 millones de colombianos laboriosos y servirá para reponer los déficit fiscales acumulados por el despilfarro, la corrupción y toda esa gobernanza improductiva al servicio de los privilegiados de esta “vetusta República”, que ahora Petro y los petristas llaman democrática por el sólo hecho de salir a su favor los guarismos electorales. ¡𝑸𝒖𝒆 𝒂𝒑𝒖𝒓𝒆𝒏 𝒔𝒖 𝒓𝒆𝒅𝒂𝒄𝒄𝒊ó𝒏 𝒚 𝒂𝒑𝒓𝒐𝒃𝒂𝒄𝒊ó𝒏¡ no sea que  la esperanza forjada el 21 de abril del 2021 nuevamente insufle en los desposeídos y renazca la consigna ¡𝒏𝒐 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒓á! que diera al traste con  los $24 billones de Duque y Carrasquilla y con doble razón, la rebeldía popular haga lo propio con los $55 billones de Petro; por encima incluso del inconveniente de oportunidad entre la una y la otra: Duque ya “gozaba” del desprestigio en todos los estratos de la población; Petro, en cambio, apenas empieza su “luna de miel” con un "acuerdo nacional", que además de convocarse con ese y otros objetivos igual de perversos, incluye a los grandes medios de comunicación que desde ya habrán de ocuparse de agraciarle la imagen a la pareja electa: montando espectáculo sobre cosas insubstanciales (vivir sabroso), ayudándole a hilvanar su sartal abstracta (amor, vida, paz, violencia, democracia, justicia social) y la jactanciosa retórica en materia de género, medio ambiente, racismo, etc., a la vez que le disimularán o minimizarán las consecuencias para nuestro bolsillo por su política principal: Es la economía, estúpidos” {eslogan de campaña que en la presidencial de EE.UU(1992) le resultara tan eficaz a B.Clinton contra G. Bush}.

      Pues bien, le llegará al gobierno el final de su retórica abstracta y la hora de concretar; materializar como respondiera este martes 28 de junio el representante gringo al periodista que le preguntara sobre el informe final de la Comisión de la Verdad “esperamos que materialicen los derechos de las víctimas”. Igual aspiración tendrán los colombianos frente al montón de ofertas electorales: “esperamos que se materialicen las promesas de campaña”. Y ¿veremos justicia social? por el simple hecho de dialogar fraternalmente con las dos docenas de familias que han expoliado al país; o ¿veremos la paz?, como la de J.M.Santos, de la que no quedó sino el premio nobel, sentando a manteles a los violentos para parlotear de lo divino y humano. Esta vez, con Petro, ¿veremos las instituciones de represión esgrimiendo en calles y veredas, ya no armas, sino manuales de derechos humanos y de convivencia? con un pueblo satisfecho por tantos derechos ahora sí adquiridos. En fin, ¿se avecina el país de la abundancia de productos y derechos?, porque Petro descubrió en campaña electoral que el campesino, el trabajador, la mujer, el joven, la ama de casa,... etc., padecen lo que padecen sólo porque les faltaba un gobierno como el suyo, que si se las sabe todas, las resuelve todas. NO; la miel se agotará, la destorcida tal vez se tarde unos meses y el cúmulo de enseñanzas para enfrentar el porvenir se nutrirá de la falsedad “izquierdista”

 Adenda 1: El gabinete del cambio, al parecer, se compondrá de ex ministros de gobiernos anteriores. Y creando burocracia, mucha burocracia -en el tintero están la creación de tres ministerios adicionales: de la mujer, de la paz y de la seguridad ciudadana-. Reforma tributaria ¿para pagar también la burocracia surgida del acuerdo nacional?

Adenda 2: Por el momento, encontrarle oposición al nuevo Gobierno será como encontrar una aguja en un pajar.

Adenda 3: A Petro, como a todo al progresismo o nueva derecha latinoamericana, las oligarquías y la jerarquía del Norte les han entregado las llaves de las casas presidenciales -convertidas en estaciones de bomberos- con el fin de que impidan el incendio del patio trasero; sus inquilinos, entonces, fungen de bomberos. Falta ver que la manguera les alcance. 

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