Lecturas interesantes

miércoles, 17 de agosto de 2022

 𝐂𝐚𝐫𝐚𝐜𝐭𝐞𝐫𝐢𝐳𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐬𝐨𝐜𝐢𝐞𝐝𝐚𝐝 𝐂𝐨𝐥𝐨𝐦𝐛𝐢𝐚𝐧𝐚, 𝐜𝐥𝐚𝐬𝐞𝐬 𝐬𝐨𝐜𝐢𝐚𝐥𝐞𝐬 𝐞𝐧 𝐂𝐨𝐥𝐨𝐦𝐛𝐢𝐚

 Al señalarse las relaciones neocoloniales y semifeudales se da por sentado un grado definido de desarrollo capitalista, en términos relativos, de Colombia. Empero la constante ha sido la de que el capitalismo nacional permaneció siempre raquítico y enano, y bajo aquellas relaciones su suerte está echada. Y lo está de manera absoluta, ya que estas naciones atrasadas y sojuzgadas de la era imperialista no fueron, no son y no serán países capitalistas en el sentido estricto de la palabra, verbigracia, de acuerdo con el arquetipo europeo o norteamericano” Concepción marxista del problema agrario, Francisco Mosquera S.  https://www.marxists.org/espanol/mosquera/2009/unidad-y-combate.pdf

Se podría traer citas varias como esta en las que Mosquera muestra y demuestra 𝓵𝓪 𝓬𝓪𝓻𝓪𝓬𝓽𝓮𝓻𝓲́𝓼𝓽𝓲𝓬𝓪 𝓼𝓮𝓶𝓲𝓯𝓮𝓾𝓭𝓪𝓵 𝔂 𝓷𝓮𝓸𝓬𝓸𝓵𝓸𝓷𝓲𝓪𝓵 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓼𝓸𝓬𝓲𝓮𝓭𝓪𝓭 𝓬𝓸𝓵𝓸𝓶𝓫𝓲𝓪𝓷𝓪, la primera por la concentración de la propiedad rural en pocas manos ociosas y, las relaciones feudales y atrasadas de producción, la segunda por el bajo desarrollo del capitalismo en la ciudad y el campo debido a las trabas impuestas por las clases dominantes intermediarias de las grandes compañías internacionales.

Después de Mosquera ha “corrido mucha agua bajo el puente”, varios fenómenos se han dado al interior del país, de su composición de clases y los intereses de clase, particularmente a partir del colapso soviético que empujó a los USA a proponerse como potencia hegemónica, lanzando su recolonización sobre Colombia en particular y sobre América en general. Se vieron cambios, entre muchos, en la demografía, la composición económica y la dinámica política. La población rural colombiana que en la década del 70 era cerca del 70% de la población total, hoy, escasamente es del 25% aunque en términos absolutos es más numerosa (12.220.784 millones de personas de un total nacional de 51.609.474, según proyección a 2022, censo 2018). Se acentuó la concentración de la propiedad de la tierra a consecuencia de los fenómenos de guerrilla, paramilitarismo y narcotráfico https://www.semana.com/impacto/articulo/concentracion-de-la-tierra-en-colombia-el-1-por-ciento-de-las-fincas-mas-grandes-ocupan-el-81-por-ciento-de-la-tierra/40882/ ; el atraso en el campo es visceral. La informalidad económica y laboral en la ciudad se ha disparado, la producción industrial se ha rezagado aún más. Digamos que las relaciones feudales en el campo han mermado, sin que el capitalismo desarrollara avances comparables, por ese motivo, en cambio, se “fortalecen” las relaciones precapitalistas y artesanales. La población abandona los campos y las ciudades los “acogen” pero sin soluciones económicas avanzadas, creando cordones de miseria y violencia sin control.

Partiendo de la proyección a 2022 del censo mencionado, encontramos que hoy los campesinos pobres son más de la mitad y los pequeños y medianos algo menos de la mitad del campesinado total. La pequeña burguesía de la ciudad (vendedores informales, pequeños comerciante, desempleados y estudiantes mayores de 15 años) sumados a la pequeña burguesía rural totaliza algo más de 16 millones, configurando a esta como la clase más numerosa del país.

Por su parte, la gran burguesía parasitaria y los grandes terratenientes, intermediarios del imperialismo norteamericano han concentrado su dominio sometiendo al aparato productivo nacional y a los trabajadores mediante la maquinaria financiera, los servicios y la contratación estatal que los enriquece más; el sometimiento de la pandilla de turno gobernando en Casa de Nariño a los ucases del Norte y a las imposiciones de los organismo multilaterales no disminuye, no obstante, el pleno declive que anuncia el colapso de la hegemonía norteamericana y el surgir y esparcimiento global de otras economías como la china.

Bajo estas condiciones y operados estos cambios, las relaciones precapitalistas en la ciudad sigue predominando y, en el campo, aunque en ausencia de algunas relaciones feudales (aparcería, por ej.), la concentración de la propiedad rural, el latifundio ocioso- especulativo y el atraso en las faenas productivas del minifundio, la sociedad colombiana se sigue caracterizando como semifeudal y neocolonial, tal como Francisco Mosquera hace 50 años la definiera. 𝘼𝙦𝙪𝙚𝙡𝙡𝙤 𝙙𝙚 𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙡 𝙥𝙖𝙞́𝙨 𝙚𝙨 𝙘𝙖𝙥𝙞𝙩𝙖𝙡𝙞𝙨𝙩𝙖, 𝙖𝙪𝙣𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙚𝙖 𝙡𝙖 𝙤𝙥𝙞𝙣𝙞𝙤́𝙣 𝙢𝙖𝙮𝙤𝙧𝙞𝙩𝙖𝙧𝙞𝙖𝙢𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙙𝙞𝙛𝙪𝙣𝙙𝙞𝙙𝙖, 𝙣𝙤 𝙙𝙚𝙟𝙖 𝙙𝙚 𝙨𝙚𝙧 𝙪𝙣 𝙚𝙭𝙖𝙗𝙧𝙪𝙥𝙩𝙤 𝙨𝙞𝙣 𝙨𝙪𝙨𝙩𝙚𝙣𝙩𝙤 𝙘𝙞𝙚𝙣𝙩𝙞́𝙛𝙞𝙘𝙤 𝙮 𝙚𝙣 𝙘𝙖𝙢𝙗𝙞𝙤 𝙥𝙚𝙧𝙟𝙪𝙙𝙞𝙘𝙞𝙖𝙡 𝙖 𝙡𝙖 𝙝𝙤𝙧𝙖 𝙙𝙚 𝙙𝙚𝙛𝙞𝙣𝙞𝙧 𝙚𝙡 𝙦𝙪𝙚𝙝𝙖𝙘𝙚𝙧 𝙙𝙚 𝙡𝙖𝙨 𝙘𝙡𝙖𝙨𝙚𝙨 𝙮 𝙥𝙖𝙧𝙩𝙞𝙙𝙤𝙨 𝙥𝙧𝙚𝙤𝙘𝙪𝙥𝙖𝙙𝙖𝙨 𝙥𝙤𝙧 𝙚𝙡 𝙛𝙪𝙩𝙪𝙧𝙤 𝙣𝙖𝙘𝙞𝙤𝙣𝙖𝙡.

Pretender desarrollar el capitalismo a la manera del gobierno recién posesionado, es utópico, demagógico y ahistórico. 𝙇𝙖 𝙗𝙪𝙧𝙜𝙪𝙚𝙨𝙞́𝙖 𝙣𝙖𝙘𝙞𝙤𝙣𝙖𝙡 𝙮 𝙡𝙖 𝙥𝙚𝙦𝙪𝙚𝙣̃𝙖 𝙗𝙪𝙧𝙜𝙪𝙚𝙨𝙞́𝙖, 𝙖𝙪𝙣𝙦𝙪𝙚 𝙥𝙪𝙚𝙙𝙚𝙣 𝙝𝙖𝙘𝙚𝙧 𝙖𝙥𝙤𝙧𝙩𝙚𝙨 𝙖𝙡 𝙥𝙧𝙤𝙜𝙧𝙚𝙨𝙤 𝙘𝙤𝙡𝙤𝙢𝙗𝙞𝙖𝙣𝙤, ya les pasó su “cuarto de hora”, no podrán liderar el avance de las fuerzas productivas y sacar al país del atraso ni de la sumisión a la potencia hegemónica. Para ello se necesita que el proletariado, a la cabeza del resto de clases antiimperialistas, tome la senda de la revolución despojando del poder e influencia a la gran burguesía y terratenientes y construya la sociedad de nueva democracia en marcha al socialismo

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