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“El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa”, Marx
DE CONSTITUYENTES Y CONSTITUCIONES
¿QUE HAY ENTRE CÉSAR GAVIRIA 1991 Y GUSTAVO PETRO 2024?
QUÉ SE MOVIÓ DETRÁS
DEL PROCESO CONSTITUYENTE 1991
Y QUÉ DETRÁS DEL
PROCESO CONSTITUYENTE 2024
En 1991 se trataba de darle piso legal al modelo neoliberal de apertura económica, que los Estados Unidos exigían para consolidarse como potencia hegemónica global frente a los numerosos rivales que asomaron luego del colapso soviético.
La trama petrista
en 2024 es más criolla, cismática y personal: cuidando de no interferir con los
intereses norteamericanos y la agenda globalista, el presidente trata de empoderar una
nueva facción en donde reasignar los tradicionales privilegios de los privilegiados
por tradición[i].
El presidente que
tenemos, defensor a ultranza de la faena constituyente 1991 y su producto
antinacional, antipopular y demagógico, la Constitución actual ¿qué torcido
persigue para que ahora, después de dos años gobernando, no la encuentre
adecuada a sus planes?[ii] Y ¿por qué la Oposición funge temerosa
por las transgresoras veleidades constituyentes de Petro, fingiendo ignorar que
la del 91 se logró quebrantando también la constitución que existía? Una
afirmación común de Petro, utilizada, entre otras, para conquistar electores
sin levantar sospechas ante los poderes establecidos: “la constitución del 91 lo es todo, pero no se ha cumplido a
cabalidad…”. Los opositores a la constituyente petrista responden “Observando la Constitución del 91, el
presidente puede realizar todas las reformas que quiera”[iii]. Y no les falta razón, de hecho, los 7 inquilinos que han pasado por la Casa de Nariño en los 33 años de
vigencia de la actual constitución la han modificado con 60 actos
legislativos, validando, por cierto, aquella vieja sentencia marxista: “la constitución es un papel escrito que
cada gobernante reescribe a conveniencia de los negocios que administra”.
Los promotores en
el 91, encabezados por la crema y nata de la sumisión ante Washington: el presidente de entonces, César Gaviria,
el grupillo diezmado por otras bandas rivales y desmovilizado M19, el jefe
natural de la denominada godarria (Álvaro Gómez Hurtado) y la mamertería recién
renegada de las concepciones marxistas que poco observaban, mismos que
utilizaron a unos cuántos estudiantes de las arrogantes y privilegiadas universidades
Javeriana y de Los Andes, lograron, sin que se lo propusieran, la imposición de
un nuevo modelo económico, el neoliberal, demagógicamente llamado de Apertura
económica, con el cual se entregaba en usufructo del imperialismo
norteamericano los renglones de la economía colombiana que aún conservaban
algún manejo nacional: desregulaciones arancelaria, fiscal, portuaria,
financiera, laboral; con nueva legislación privatizadora desmontaron o
minimizaron empresas estatales estratégicas; crearon nuevos y suculentos
negocios en educación, salud, seguridad social, servicios públicos, etc.; pusieron
al endeble productor criollo de la ciudad y el campo a competir con las todopoderosas y subsidiadas multinacionales, en
fin, como lo mostró Francisco Mosquera Sánchez (1941-1954) en sus escritos
sobre la materia, se trataba de la recolonización[iv], no sólo de Colombia sino de todo el patio trasero.
El hecho que los
problemas de un país se enumeren en los discursos de balcón, en las campañas
electorales o se escriban en un papel (constitución) no garantiza su solución
-lo hemos sabido a través del montón de leyes existentes y particularmente del
mamotreto demagógico de 380 artículos de la Constitución del 91. Las falencias
del país que los promotores de aquel infundio prometieron resolver se quedaron
en el tintero o se agudizaron: con el
mandato de los 73 constituyentes y el
“congresito” de 36 miembros, la nueva constitución y subsiguientes desarrollos
los partidos políticos no se fortalecieron, en cambio se crearon 75 partiditos
que en pocos años se esfumaron; la corrupción empeoró con las privatizaciones y
el empoderamiento - ¡cuánta alaraca con el relevo
generacional! - de noveles politiqueros que arribaron con la perversa
aspiración de enriquecerse en su cuarto
de hora. La paz tampoco llegó y a
cambio, estos 33 años es uno de los períodos más violentos de nuestra historia,
las siglas insurrectas dejaron de serlo para convertirse en las bandas criminales
de hoy; la lucha antinarcóticos no dejó de ser la farsa con la que las agencias
gringas controlan nuestras instituciones desde la década del 70; el
empresariado colombiano no realizó sus productos en las plazas internacionales,
pero sí al revés: las mercaderías foráneas se apoderaron de nuestro mercado interno, hasta el punto
que hoy es más vulnerable la economía nacional que la del 90, la informalidad
se desmadró. Y lo peor, el devenir del proceso constituyente del 91 desmontó: el análisis marxista de los
acontecimientos, el debate ideológico por la soberanía nacional, la constitución
del frente popular revolucionario, el partido de la clase obrera y la
construcción del socialismo; y, la inexcusable lucha de clases terminó disimulada
detrás de ONGs y colectivos sociales financiados por los magnates que urgidos de
más ganancias apuntan contra el proletariado y los pueblos del mundo para que
se desentiendan de la concepción del estado y renuncien a la lucha por el poder
en manos de sus verdugos y explotadores.
Ahora, bien, ¿de
dónde saldrán los constituyentes de la iniciativa Petro? no saldrán de las
mayorías laboriosas y expoliadas, dada su menguada aceptación allí; entonces ¿los
elegirán entre la oligarquía sindical y dirigentes de los colectivos sociales[v], aquellos que tanto promociona,
utiliza, convoca y beneficia como burócratas, subsidios y contratitos (economía
popular)? ¿Otros constituyentes serán nombrados por los grupos oligárquicos y
terratenientes beneficiarios de los grandes contratos estatales, compras de
tierras y negocios internacionales? ¡Cuánta
similitud! con los propósitos del estado
comunitario (el poder
constituyente de grupitos de amigos) de Uribe Vélez
plasmado en el Plan nacional de desarrollo de su primer cuatrienio ¿Habrá también constituyentes nombrados por los grupos
armados en eterna negociación? Si a estas “negociaciones
de paz” -programadas para durar hasta que se agote el cuatrienio-, le
sumamos el nombramiento de un experto en amaños como J. F. Cristo en el
Ministerio de gobierno y la nula probabilidad de lograr una Constituyente
“legalmente” elegida porque no cuadran los tiempos[vi],
válido es pensar, entonces, que la constituyente es un truco para entretener al
país durante los restantes dos años con ceses al fuego, rompimientos de la
mesa, de reelección o sucesor, de consolidación de una nueva casta, de los
gustos y disgustos del inquilino de la Casa de Nariño, de si mandará lavar la
toalla de Tirofijo, de si es gay o heterosexual, de si su mujer Verónica conoce
y se aguanta las infidelidades –, mejor
dicho, que la gran prensa oficie de paparazi tras los enredos palaciegos.
Derivado de lo anterior: que nos olvidemos de su ingobernabilidad y de su incompetencia para resolver los problemas del país, de los costos que significa para la soberanía nacional su constancia frente a la agenda dictada desde Washington, que pasemos por alto a la generala Laura Richardson monitoreando las bases militares en Colombia, las visitas semanales a Palacio de funcionarios de la Embajada yanqui (que el canciller Murillo sin arrobo reconoce), de las construcciones policiales gringas en la Gorgona y Leticia, de la Armada Colombiana colaborando en la Fuerza Marítima Combinada[vii] con la que en Oriente Medio los gringos salvaguardan las acciones genocidas de Israel en Gaza, de los nuevos empréstitos (no para invertir sino para pagar deuda), de la anunciada nueva reforma tributaria que la regla fiscal exige. Querrán que con el silencio de los colombianos pase la afrenta a la unidad de la nación aprobando en fast track las autonomías regionales (más o menos, la balcanización del país), regiones que serían de fácil control por organismos de las metrópolis imperialistas. Al entramado publicitario de la Constituyente le van a colaborar muchos oportunistas, estilo Vargas Lleras ¿a cambio de mermelada, de burocracia, honrando sus privilegios? Y también colaborará la ONU en donde toca cima la ridiculez de Petro auto denunciándose por incumplimiento de los acuerdos de paz FarcSantos -acuerdos que no trajeron la paz, pero que, curiosamente, ahora al presidente le resultan apropiados para “afrontar” todos los problemas del país e imponernos la agenda antinacional y antipopular “progresista”- y pidiendo permiso para saltarse el Congreso (legislar fast track). Con este gobierno resultó que la CIDH, la ONU, tienen facultades para cogobernar en Colombia y hasta allí acude Petro cada vez que tiene dificultades con sus reformitas. A su vez, al negocio de las negociaciones de paz le seguirán nombrando costosas ($$$) comisiones que se pasearán por el mundo “echando carreta”, con la ONU “encantada de su pacificador tutelaje” en Colombia, mientras sobresale su incapacidad en otros lares del mundo donde el Pentágono atiza por doquier las guerras que, de una parte, le permiten renovar sus obsoletos arsenales bélicos y, de otra, posponen el colapso de la hegemonía norteamericana.
A la izquierda
revolucionaria, a los marxistas, convencidos de que todo estado es una dictadura les corresponde -según las condiciones
en cada época y momento- luchar por su derribamiento junto a todos sus
instrumentos y herramientas estructurales, institucionales y jurídicas
utilizadas para la opresión; en tal sentido, no defendemos constitución alguna,
dado su origen y destino regente de los intereses de la clase dominante, contrarios,
por supuesto, a los intereses proletarios y populares, pero rechazamos enmiendas,
reformas, nuevas leyes, normas o medidas que reduzcan las conquistas de la
nación y el pueblo allí estampadas, tal acostumbran hacer las clases
gobernantes en tiempos de reflujo popular como el del presente para apuntalar sus
intereses y los de sus amos.
Alertamos,
entonces, a los colombianos sobre las pretensiones petristas con este cuento
constituyente, con la pacificación, con sus ires
y venires rindiendo cuentas y pidiendo permisos y consejas a las agencias
multilaterales para mejorar su gobernabilidad cuestionada y debilitada en la
puja con aquel sector del establecimiento inconforme con la repartija del
presupuesto, los contratos y la burocracia. Es de antiguo conocimiento que si
bien el inquilino de la Casa de Nariño y gobiernos en general son administradores
de las riquezas e intereses de la clase dominante -para el caso, la oligarquía
y los terratenientes- entre estos hay diferencias y, entonces, cuando un gobierno es incapaz
de conciliarlos termina de preferencias por unos, privilegiando a estos por encima
de aquellos, con la consecuente rabieta de los sectores “menguados”
en sus prebendas. En tal sentido, ha de entenderse la atención prestada por los
gobernantes en todas las épocas al denominado acuerdo nacional u otros eufemismos conciliatorios: Pacto social, Diálogo nacional, Acuerdo sobre lo fundamental, Gobierno de todos, etc. y la tan
conveniente expresión de tirios y troyanos: “preservemos
la institucionalidad”.
[i] Este gobierno que, según reza la ley, debe gobernar para todos los colombianos, se la pasa peleando con las empresas, instituciones, gremios y funcionarios en donde no logra imponer a sus pupilos o sus proyectos; casos muy sonados: Federación Nacional de Cafeteros, Universidad Nacional, Bogotá y el Metro, Cámaras de comercio, Ecopetrol, Fiduprevisora, Hidroitunago, exministros, … Igual interpretación ha de darse a los numerosos cambios de ministros y nóminas estatales.
[ii] https://x.com/petrogustavo/status/1770093142471012495
. Tuit de Gustavo Petro 19 marzo /24
[iii] Misivas de
algunos constituyentes del año 1991 y de 200 "personajes" https://www.elnuevosiglo.com.co/politica/200-personalidades-firman-carta-rechazando-constituyente-de-petro
y un análisis de las reformas al cumplirse 30 de vigencia de la Constitución https://www.indepaz.org.co/wp-content/uploads/2021/07/A-pesar-de-55-reformas-la-Constitucion-mantiene-su-identidad.pdf
[iv] En
la III parte (Apertura económica y
soberanía nacional) del libro Resistencia
Civil de Francisco Mosquera Sánchez encontramos varios artículos de la
época en los que el autor describe con maestría, precisión y convicción los
tejemanejes, nacionales e internacionales, que precedieron a la convocatoria y
elección de la asamblea constituyente que aprobara la Constitución de 1991 y
luego los primeros resultados de la misma.
Resalto 6 de ellos: El 27 de mayo,
otro 11 de marzo, No participamos de la Constituyente, Omnia consumata sunt,
Salvemos la producción nacional, Saludo del MOIR a la confederación unitaria,
CGTD y ¡Por la soberanía económica,
resistencia civil! Ver, https://moircosmos.org/resistencia-civil-mosquera-indice.html
[v] Explicaciones de Petro: “Para ello
proponemos la Constitución de coordinadoras municipales de fuerzas populares
que desaten la organización y la movilización general de la ciudadanía”
https://www.wradio.com.co/2024/03/18/constituyente-no-es-para-cambiar-constitucion-del-91-ni-para-quedarme-en-el-poder-petro/ ¡Cuánta similitud!
con los propósitos del estado comunitario
de Uribe Vélez plasmado en el Plan nacional de desarrollo de su primer
cuatrienio.
[vi] https://www.lasillavacia.com/silla-nacional/los-caminos-constituyentes-de-petro/
Allí se lee: “En conclusión, los caminos
institucionales que ha propuesto el presidente para saltarse el Congreso y
volver realidad su programa de gobierno están cerrados. No así los
extra-institucionales”.
Excelente análisis como siempre 🚩
ResponderEliminarLos escritos de Francisco Mosquera S. se encuentra en este blog, apartado "vigencia del marxismo"
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