¡No
más Petros! *
A un año del ascenso a la Casa de Nariño del personaje que
les prometió el cambio a los colombianos hastiados de las
promesas y engaños durante los 30 o más cuatrienios anteriores, “…nos reafirmamos en la creencia que el país
jamás saldrá del caos y la postración sin hacer uso pleno de la
autodeterminación nacional y arrancar de raíz las trabas viejas y nuevas que
entorpecen su desarrollo” [i]
Gustavo
Petro, ungido por las urnas con menos del 30% del censo electoral, conocedor del
país que recibía, porque contemporizó dentro del establishment desde inicios de la década del 90, no cesa de
sorprendernos con embrollos, tanto o más estridentes que los acaecidos en
gobiernos derechistas, catalogados
como contrarios al “progresismo o de
izquierdas”, eufemismos, estos, por demás desorientadores del que hacen alarde
los cada vez más escasos correligionarios del Presidente.
Pero
las sorpresas nos las trae de antes, cuando era candidato. No obstante que, obstinadamente,
se presentase como personaje del cambio, anticlientelista, antineoliberal, anticorrupción,
etc., por el afán de captar votos y ganar la contienda electoral clamó, rayando
en la sumisión, el apoyo de los más connotados exponentes de la vieja derecha
que pasaran por la Casa de Nariño, contando al propio Uribe Vélez, siendo que, durante
un par de lustros la existencia política de Gustavo Petro llegó a entenderse sólo
como antítesis de Uribe Vélez. Sin éste, tampoco aquel. Y así le llegó el
triunfo, por esos respaldos, por el aval del inquilino de turno de la Casa
Blanca (a quien Petro “adhirió” en la
disputa con Trump por la presidencia de los EE.UU.) y por la pobreza
intelectual e imagen impresentable de sus rivales. De remate, su propio hijo y uno
de sus lugartenientes, A. Benedetti, podrían sumarle otra explicación al veredicto
de las urnas: la financiación de la campaña electoral petrista con recursos fuera de lo legal, dada su abundancia y procedencia[ii].
Por
estas mismas alianzas es que hoy está pagando su precio: ha tenido que cambiar
a casi todos sus ministros, las marchas convocadas por las clases “medias arribistas” son más concurridas que las propias, las
encuestas le reconocen sólo el 36% de aprobación, las mayorías parlamentarias
se le esfuman, debiendo recurrir a lo de siempre: la mermelada -antaño cuestionada en sus filas-; las reformas en el
legislativo tienen mucha resistencia y se aprueban sólo cuando les llega el
guiño del FMI, la OCDE o los mensajeros de Wall Street; tal los casos de la
tributaria, del Plan Nacional de Desarrollo -de las que se jacta como propias
el exministro Ocampo- y la pensional que con algunos ajustes requeridos por
Asofondos, seguramente será aprobada, ya que cuenta con el aval de la
heterodoxia económica por su grave afectación a los trabajadores de ingresos
superiores a 3 smlm. Y mención especial ha de darse al desmadre con los precios
de la gasolina para alimentar, supuestamente, al Fondo de estabilización de precios de los
combustibles (Fepc), justificándolo con el trasnochado y neoliberal argumento
de los precios internacionales del petróleo. Para estos gestores del cambio, contrario a lo que opinaban
meses atrás cuando eran oposición, ahora
resultaron, contra toda evidencia empírica, que el precio de la gasolina afecta
sólo a los ricos, no influye en los demás precios y tampoco es responsable de
la inflación ¿novedoso o rancio fariseísmo?
Cualquier
novedad o cambio que, por supuesto habrá, queda ensombrecido por aquello que le
es sobresaliente a este gobierno: la continuidad respecto de los cuatrienios precedentes
por su docilidad y obediencia a los ucases de los agentes de turno en la Casa
Blanca y el Pentágono más la fidelidad con que observa la ortodoxia económica
emanada de las calificadoras de riesgo, FMI, Reserva Federal (FED), Banco
Mundial, BID, la Ocde, etc. En los dos primeros meses ya el presidente Petro
había recibido -con grotesca reverencia- a la generala del Comando Sur, al
secretario de estado Blinken, al jefe de la Otan, al jefe de la CIA; les ofreció,
entre varias gangas la “protección” de la Amazonía, la continuidad de la construcción
financiada por una agencia del Pentágono de una nueva base militar en la isla
Gorgona, el encargo de “hacer regresar al redil” a Venezuela y a su presidente
Maduro y la garantía de que las “buenas
relaciones de toda la vida” de Colombia con los EE.UU. no serían alteradas.
En su visita a la metrópoli, precedida semanas antes de una comitiva numerosa, rindieron
cuenta sobre las futuras ejecutorias de su cuatrienio a J. Biden y a cuanta
agencia norteamericana le agendaron. Durante 10 días (11 a 21 de julio) el
Comando Sur lideró en el caribe colombiano a 19 armadas suramericanas y de la
Otan el ejercicio militar #64 llamado Unitas. En forma deshonrosa para el país,
envían carta a la bancada republicana yanqui[iii] suplicando por un puñado de dólares retenidos en Washington porque la obediencia
mostrada por el gobierno Petro, a aquellos no les parece suficiente. Súmenle el
reconocimiento que con su acostumbrada insolencia hace la vicepresidenta F.
Márquez justificando el acompañamiento de su familia al costoso e inútil
periplo por África financiado por una ONG del magnate especulador y tumba gobiernos G. Soros.
La obsesión climática del
presidente Petro es tal que en su discurso de instalación del Congreso el pasado
20 de julio[iv] culpa al cambio climático
y al calentamiento global de todos los males del país y del mundo: emigración,
pobreza, narcotráfico, terrorismo, violencias, guerras. La izquierda, mientras
fue revolucionaria, siempre mostró al predominante régimen burgués como el responsable
del acontecer universal dada la predisposición expansionista del capital que, persiguiendo
la máxima ganancia, tiempos ha, trasmutó en imperialismo y ¡ojo! el
imperialismo sólo puede existir adueñándose de los recursos ajenos, explotando
mano de obra barata e imponiendo sus artículos en los mercados allende sus
fronteras; y para conseguirlo no le tiembla la mano a la hora de devastar la
naturaleza y someter a quien se le oponga con sanciones, extorciones,
humillación, violencia o terror.
En
materia climática, otros estudios de otros científicos con otras conclusiones[v], a “nuestro” presidente no
le interesa, se casó con las ideas
dominantes de las clases dominantes. Las ciencias no son neutrales, señor
Petro, tampoco la totalidad de los científicos. En la medida que estudios,
estudiosos y científicos pueden ser y efectivamente han sido a lo largo de los siglos,
manipulados por los intereses establecidos, es obligatorio, más para un presidente,
acudir a diferentes fuentes del la investigación y el conocimiento. Resulta
sospechoso, por decir lo menos, la machacadera en todos los escenarios
nacionales e internacionales de esa fantasía apocalíptica de la extinción de la humanidad si no nos
avenimos a combatir con -calcadas- medidas el cambio climático y la contaminación
por CO2, sirviendo de caja de
resonancia a los gobiernos de las potencias ¡ojo! Occidentales, sus
magnates y sus multinacionales que pretenden, como dijera su, ayer ministra
Cecilia Montaño, “𝘓𝘰𝘴 𝘱𝘢í𝘴𝘦𝘴 𝘳𝘪𝘤𝘰𝘴 𝘵𝘶𝘷𝘪𝘦𝘳𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘳𝘦𝘷𝘰𝘭𝘶𝘤𝘪ó𝘯 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦, 𝘶𝘴𝘢𝘳𝘰𝘯 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰𝘴 𝘦𝘴𝘵á𝘯 𝘱𝘳𝘰𝘩𝘪𝘣𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘶𝘴𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘺 𝘤𝘰𝘯 𝘦𝘴𝘰 𝘭𝘰𝘨𝘳𝘢𝘳𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘱𝘳𝘰𝘥𝘶𝘤𝘵𝘪𝘷𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰𝘴 𝘩𝘢 𝘴𝘢𝘤𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘮𝘦𝘳𝘤𝘢𝘥𝘰 𝘺 𝘯𝘰𝘴𝘰𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘴𝘰𝘮𝘰𝘴 𝘵𝘢𝘯 𝘪𝘯𝘨𝘦𝘯𝘶𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘳𝘦𝘱𝘦𝘵𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘦𝘴𝘰 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘶𝘯𝘰𝘴 𝘭𝘰𝘳𝘰𝘴"
… En los escenarios del norte global,
como era de esperarse, el presidente Petro es exonerado de sus exabruptos como
ovacionado por su “destino manifiesto” de controlar en nuestro país cualquier insubordinación
contra los intereses de los países desarrollados, particularmente en este negocio
de las energías renovables en que quieren embarcar a los del sur global, sur global hasta hoy utilizado para extraerle barato sus recursos
naturales; nos exigen otro formato: ¡conviertan
la matriz energética basada en fósiles por renovables! La conversión trae
sobrentendido, por supuesto, que los estados son los que ponen los recursos
para sufragar ese cambio, que luego, cuando la producción y comercialización de
“renovables” sean ya suculentos negocios, cederlos a las multinacionales. Y la receta
no parece detenerse allí: En Estados Unidos y Europa han dado visto bueno al
consumo de alimentos cárnicos y vegetales fabricados en laboratorio, de tal
suerte que, G. Petro, no tardará en aceptarles que la matriz alimentaria basada
en ganadería y agricultura hay que reemplazarla so pena de la “extinción de la humanidad”.
Conviene
a los colombianos tener un ojo abierto sobre el tan insuflado tema de la
Amazonía; no es gratuito que una de las primeras obsesiones del Presidente fuese
la aprobación del Acuerdo de Escazú, que
si lo estudiamos objetivamente es toda una trampa que supone riesgos para la
menguada soberanía del país al permitir que la jurisdicción internacional referente
a los recursos naturales, sustituya la nacional. En adelante un largo etcétera
de intervenciones internacionales ofreciéndoles a los países desarrollados el
control de la cuenca amazónica: comandos gringos patrullando nuestras selvas,
la incendiaria Otan apagando incendios, más platica del FMI, cambio de deuda
por acciones climáticas -bueno el ministro Bonilla rectifica a su Presidente
advirtiendo que no es cambio de deuda sino venta de naturaleza[vi]- Ahora bien, en la cumbre
de los 8 países de la cuenca amazónica propone una Otan amazónica, un tribunal amazónico
y un centro científico de investigación que si fuesen integrados por países soberanos
¡magnífico! pero no, no somos soberanos, la propuesta más bien parece elaborada
mucho más al norte de la zona ecuatorial,
¿hay condiciones para las reformas? este es un país sometido por
más de un siglo según las conveniencias -domésticas y planetarias- del
imperialismo norteamericano y sus multinacionales que en contubernio con la
dominante oligarquía y los terratenientes criollos controlan, disponen y ponen los
asuntos sustanciales de la vida nacional según aquellos intereses. ¿De cuándo
acá, entonces, que un gobierno por auto definirse de “izquierdas” puede
encontrar, por encima de aquellas conveniencias y por encima de aquellas clases
dominantes condiciones para materializar reformas de verdadero interés nacional
y popular?
En
los balcones, nacionales como internacionales, con grandilocuentes y rebuscadas
expresiones, el presidente Petro pretende insuflar los corazones del populacho
mientras, pero de otro lado, se la pasa concertando con los enviados del statu quo cada uno de los artículos e
incisos de sus proyectos. El trapicheo se repite en el Congreso que, como toda
institución, su cometido es resguardar los intereses prevalecientes. Repito
entonces ¿hay condiciones para materializar reformas de verdadero interés
nacional y popular? ¡Claro que no! a lo sumo remiendos acomodados durante ese
devenir conciliatorio y, de remate, sólo si portan el chulito (
) de la ortodoxia económica, tan contraria a los intereses y
soberanía nacionales: la regla fiscal, las calificadoras de riesgo, los agentes
permanentes en Bogotá del FMI, Banco Mundial…y hasta del mismo Banco de la República,
entidad convenientemente independizada del Ejecutivo por mandato de la neoliberal
Constitución/91.
En tal sentido, no es fortuito que
se hayan aprobado, por ejemplo la reforma tributaria, el plan de desarrollo y a
punto esté la pensional, en tanto se reprobase la laboral. Es evidente que la
mitad de esta contiene el viejo pliego de
peticiones del movimiento sindical que, por definición, merma las ganancias
del empresariado y las finanzas del estado como principal empleador. Lo
relevante de la laboral es que contraría los intereses del raquítico y, en
palabras del Presidente, “premoderno” capitalismo nacional, compuesto por casi
2 millones de micro y pequeñas empresas que en gran porcentaje rayan en el
umbral de la quiebra; da grima un Petro, su Ministra del trabajo y otros
defensores del petitorio sindical machacando que con la laboral ganan todos,
patronos y asalariados. Defendemos al asalariado independientemente que su
patrón sea grande con diez mil operarios o pequeño con tres, pero ello no da
derecho a afirmar que un empresario debe apoyar el Proyecto porque mejora sus
ganancias incrementando salarios o que debido a lo mismo habrá más empleo
formal. Por de más, la ambigüedad reinará en cualquier proyecto laboral que pase
por alto los 5 millones de micronegocios y los 15 millones de trabajadores que no
tienen patrón y como tal, inconexos del Código sustantivo del trabajo (CST) que
se pretende modificar.
La reforma a la salud aún
transita en el congreso a la espera del susodicho visto bueno. Siendo los servicios de salud demandados por la
totalidad de la población colombiana y dados los intereses privados enclavados en
su prestación, cabía esperar la magnitud de la controversia suscitada por el
proyecto desde su anuncio. Por su parte, el apoyo popular reclamado desde los
balcones para esta reforma no se dio porque las masas laboriosas advierten que
no se puede acceder debidamente al derecho con remiendos respetuosos de la
propiedad privada; aquella actividad fue convertida en negocio desde la
imposición de la ley 100/93 y sólo con su derogatoria puede esperarse cambios
que reparen las protuberantes falencias en la prestación de la salud. Así que,
continúan los cabildeos en el Congreso y es de esperar que finalmente se apruebe
cuando el Presidente reduzca sus particulares
pretensiones -de burocratismo inflamadas- y se convenza que, en el régimen
burgués al que adhirió desde sus viejos tiempos sediciosos y al que ahora
personifica: “los que mandan ¡mandan! así
manden mal”.
En
materia de servicios públicos
acontece parecido a la salud, el Presidente pretende convencer a los usuarios
que puede estropearlos como negocio privado sin derogar las leyes 142 y 143 de
1994. Sus proclamas demagógicas de intervenir las comisiones de regulación y
reducir las tarifas se han estrellado con la normatividad vigente en aquellas
leyes privatizadoras. La baja de tarifas quedó en discurso de balcón porque a
los usuarios nos sigue incrementando.
La “paz total” ¡Qué exabrupto! Una larga lista de eventos
violentos conmociona al país desde el mismo día de la asunción de G. Petro; violencias
que además al Presidente y a la mayoría de sus iguales de tiempos aún sangrantes
no pareciera molestarles, tal vez por la similitud del terrorismo, las crueldades
y delitos de hoy con los cometidos ayer por las estructuras mal llamadas
guerrilleras a las que pertenecieron. O tal vez les convenga hacerse de la vista gorda para desarmar el “golpe
blando” que tanto profetizan, mismo sin sentido considerando el respaldo yanqui
y de la cúpula de las fuerzas armadas de Colombia entrenadas e ideologizadas por
el Comando Sur. En proporciones no
vistas, amanecemos y anochecemos con masacres urbanas y rurales, desplazamiento
de familias por millares que huyen de las bandas armadas, intimidación y extorción
indiscriminada, secuestro masivo e individual, asesinato selectivo e
indiferenciado, reclutamiento y fusilamiento de menores desertores, terrorismo,
etc. Y el fiasco de ilusos experimentos como el denominado laboratorio de paz de Buenaventura no les sirve de escarmiento. No
es necesario persistir en detalles porque todo está registrado en los medios de
comunicación tanto los señalados ultraderechistas,
como los alternativos y en los mismos
informes de agencias oficiales y policía. Mejor referirnos al controvertido y
asquiento comportamiento oficial frente a tan luctuosos hechos: ofertas monetarias
a las bandas para que por favor se porten
mejor y no maten, excarcelación de peligrosos presidiarios proponiéndolos
como “gestores de paz”, (revictimizando
de paso a viudas, huérfanos y expropiados en aquellas salvajadas). Las
autoridades petristas usan tapaojos frente al terrorismo, los paros armados, al
patrullaje de poblaciones por comandos al margen de la ley, a las arengas y
entrega de “regalos” en escuelitas rurales. Negociaciones sin fin en los que los
ilegales quedan autorizados para seguir delinquiendo hasta tanto no se llegue a
un acuerdo sobre todo lo humano y lo
divino o se les pague con partidas mensuales si renuncian al secuestro y la
extorsión ¿Habrá peor exabrupto?, acuerdan cese
al fuego con el ELN, pero sólo las fuerzas armadas cesan, mientras a los irregulares se les autoriza: matarse con
las bandas rivales, “decretar” paros armados como el del Chocó donde cometen
toda clase de delitos contra las personas más humildes y necesitadas de este
país. ¿Habrase visto? Petro en el discurso del 20 de julio instalando el
Congreso se ufana que la muerte de policías y ejército ha disminuido 60 y 65% omitiendo
el incremento de víctimas en la población civil[vii]… ¿Puede esperarse que tales
bandas -por décadas persistiendo en lo mismo- que viven de lo ilícito, dominan
territorios, hacen parte de organizaciones trasnacionales y mueven grandes
fortunas, van a dejar sus lucrativas actividades? ¿A quién le cabe en la cabeza
que se puede acabar con la violencia dejando incólumes sus causas?: de un lado
producción, tráfico y microtráfico de drogas, minería ilegal, contrabando, impunidad,
etc. y, de otro lado, miseria, pobreza, desempleo y millones de trabajadores
percibiendo míseros ingresos mientras contemplan la vida sabrosa de la élite parásita en ostentación, despilfarro y
burocratismo con recursos extraídos del trabajo y los tributos ajenos.
Estrategia burocrática vs empleo
productivo Es de
vieja maña el pago de favores y respaldos políticos y legislativos con el
nombramiento de burócratas que lo único que hacen es vaciar el fisco nacional
sin aporte alguno a la producción; pero el “gobierno del cambio” ha sido muy
solícito a la hora de comprar apoyos y silencios: cada reforma viene entrampada
con generación de empleo, se pretende desmovilizar las juventudes rebeldes como
“gestores de paz” y convivencia anunciándoles un millón de pesos mensuales; en
municipios y regiones, el Presidente azuza a los funcionarios a que nombren
personal[viii] para que parloteen de
paz y medio ambiente. Se bate récords creando el Ministerio de la igualdad con
unas funciones para las que ya hay múltiples entidades y centenares de
burócratas[ix]; con las 20 direcciones de igualdad que contempla el
nuevo ministerio, objetivamente, están “inventándose” desigualdades adicionales
para, enseguida, poder decir ¡decrétese la igualdad!
Mediante
reforma constitucional se ha creado la Jurisdicción agraria incluida otra alta
Corte[x] y los centenares de jueces
y funcionarios que “necesitarán”. Hasta con el ente de represión económica por
excelencia, reconocen que van a redoblar la cacería de contribuyentes: “La DIAN va a tener el doble de personas. La
DIAN va a tener dientes que no tenía: tanto en modernización como con personas
dedicadas a hacer la respectiva gestión fiscal”[xi].
Ahora bien, hay desempleo, las gentes y sobre todos los jóvenes (los llamados ninis, 3.200.000) necesitan ingresos, es
preciso emplearlos, pero no de manera improductiva y costosa para el bolsillo
de los contribuyentes de un país urgido de producción industrial, agrícola,
energética, etc. ¿Acaso no importamos máquinas, herramientas, gasolina,
productos agropecuarios, alimentos, bebidas, cereales, productos lácteos y
huevos de aves, azúcares y derivados y miles de rubros en cerca de 7.000
partidas arancelarias?[xii]. Montar empresas
productivas en estos sectores, no burocracia, es lo mandado.
Y de la reforma agraria ¡qué! Muchos
de los sin tierra alcanzaron a
ilusionarse con la promesa de reforma agraria del candidato Gustavo Petro e
invadieron tierras, la respuesta del Presidente como la de sus antecesores fue
la represión policial argumentada con “la
Constitución y la ley lo prohíben”. Expropiar no es constitucional, por
supuesto, entonces opta por un exabrupto, la compra de tierras a los
expropiadores para entregarla a los expropiados, anuncia que en cumplimiento de
los acuerdos facrsantos comprará en su cuatrienio 3 millones de hectáreas
principalmente a la Federación de Ganaderos (Fedegán), feudo uribista que al
igual que su jefe, fue inmovilizada a favor del gobierno del cambio ¿Y la plata para pagar las
tierras ($60 billones)?: todas las modalidades están sobre la mesa: más
impuestos, emisión de TES y endeudamiento externo (la principal de las “Venas abiertas de América Latina”) la
especialidad del Presidente con sus viajes por el norte global en donde compromete lo que sea por donaciones y más
crédito, por demás costosísimo, dado el cambio actual del dólar.
Lejos está el campesinado y el país
mismo de aquella vieja pero vigente consigna que ha definido no una reforma
agraria, sino la revolución agraria “la
tierra para quien la trabaja”, con la cual los desposeídos anuncian la toma
y reparto de las tierras improductivas de los grandes terratenientes para
ponerlas a producir, forma de hacer justicia en el campo totalmente opuesta a
la de Petro que pretende comprarles a precios comerciales como si el resto de
colombianos fuésemos responsables del despojo campesino y el atraso agrícola
del país. Seguramente habrá compras y algunos centenares serán beneficiados,
pero, una vez más, los 11 millones de habitantes rurales, en pellejo propio habrán de comprobar el
engaño ya que -parafraseando a K. Marx- “la
emancipación del campesinado sólo puede ser obra de los mismos campesinos”.
El
petrismo no se cansa de pedir que los dejen gobernar, que a la oposición le molesta las reformas porque
benefician al pueblo ¡que quieren darle golpe blando!, que el fiscal Barbosa es
la oposición y por eso persigue al
Gobierno. Su corruptela, su despilfarro, su “mermelada”, los lucrativos
contratos con familiares, los obscenos gastos de Palacio (primera dama,
vicepresidenta, etc.) los justifican porque anteriores gobiernos ya los
practicaban; y acuden a los magnates dueños de la gran prensa para que silencien a sus periodistas mordaces … Tras de
cada tormenta -incluidas las “travesuras” del hijo del presidente- vuelve la
calma, porque “al igual que los viejos
administradores de la vetusta república, los del “cambio” también darán sus
respectivas explicaciones y al final concordarán en que las instituciones, su
democracia y el debido proceso sean los que digan la última palabra. El estado
burgués es el medio por excelencia donde los enemigos del pueblo resuelven sus
contradicciones”.
Complacidos
estarán en otros lares, pero esperarán y exigirán más a sus súbditos; sin
embargo, por estos lados “a la clase
obrera y al pueblo, lo único que
puede satisfacerles es la completa independencia nacional”. La rebeldía popular frente al cambio que
no se dará, tal vez se haga sentir.
De esas “izquierdas” ¡no más!
*Hace
relación a la expresión ¡No más
Belisarios! utilizada por Francisco Mosquera S. en su artículo titulado Llamamiento por la
Salvación Nacional escrito en enero de 1986, último año de cuatrienio Belisario
Betancur (1982-1986) … http://www.elfogonero.org/anterior/publicaciones/resist3apertura.htm
[i] Tomado
del mencionado escrito de Francisco Mosquera, Llamamiento por la Salvación Nacional,
[ii] Armando
Benedetti, en medio de disputas palaciegas, amenazó a la ahora exjefa del
gabinete y al mismo gobierno con revelar la “procedencia
de $15.000 millones” para financiar la campaña de G. Petro.
[vii] El número de policías y del ejército ha
disminuido en 65 y 60% dice Petro, ¿y qué de raro tiene?, y deduce
que no hay insurgencia detrás del poder, por supuesto que NO, de hace varios
lustros los irregulares se dedicaron completo al delito por dinero y riquezas y
esquivan a las tropas regulares. Lo peor es que no reconoce en su discurso que
esa disminución se ha traducido en más, mucha más violencia contra la población
civil.
[xii]
Partida arancelaria: sólo para simplificar, es un código que se asigna a cada
uno de los diferentes productos del comercio exterior en el mundo. Si surge
interés por este tema, bueno es ingresar a la página de la Dian.