Lecturas interesantes

martes, 7 de marzo de 2023

 

Las mujeres al poder  

pero “¿el poder para qué?”

«Cada trabajadora debe aprender a administrar el Estado», Lenin

 En las últimas décadas, en tanto se desdibuja, se abandona y se traiciona al ideario marxista, se posiciona en el ambiente discursivo y político el alegato pequeño burgués referido, según su concepción, a los derechos de la mujer. Y uno de tales derechos, el que interesa a este artículo, es la pretendida asunción de las mujeres a los órganos de poder -estatal y o empresarial-. A esta “aspiración” femenina, cada día se le suma el respaldo de gobernantes, magnates, personas influyentes de todos los pelambres en la farándula, el deporte, el ocio, etc. Y, “las izquierdas”, el “progresismo” y demás eufemismos con los que se disfraza la “nueva derecha” suponen que como han logrado en ciertos países acceso a la gobernanza, allí, la lucha revolucionaria de la mujer ha de ser reemplazada por estatutos, decretos, normas y leyes que establezcan la paridad de género en los altos mandos: presidencia, ministerios, generalatos, gerencias, juntas directivas, etc. Allá ellos, los gobernantes y sus mujeres aburguesadas ejerciendo el poder sobre la población, sobre los trabajadores y asalariados, pero no pretendan hacer creer que las mujeres que asumen gobiernos o dirección de grandes empresas, por ese motivo son exponentes o ejemplo de la mujer en general, ¡No! ellas representan una clase y es a la clase dominante, explotadora y opresora; representación que la “vieja derecha”, por una u otra razón, le ha permitido ejercer, en algunos países, a la “nueva derecha”.

Las clases explotadoras y opresoras, al igual que las clases explotadas y oprimidas se componen de hombres y mujeres; así que las asalariadas y en general las trabajadoras no se dejarán confundir, cuando ejemplos tienen por centenas de mujeres que han asumido gobiernos y la dirección de grandes empresas y entidades, sin que por ello las naciones, los pueblos y los trabajadores hayan superado las privaciones creadas y fomentadas por sus pares hombres en los mismos altos cargos. Hoy el FMI y el Banco Central Europeo tienen como cabeza principal mujeres, no por ello o por ellas, tales entidades financieras multilaterales han cesado de imponerles a los países del tercer mundo el yugo de sus condiciones y políticas depredadoras a cambio de préstamos onerosos que con recursos nacionales y nuestros impuestos tienen que ser sufragados. La soberanía de las naciones del ahora llamado sur global está restringida, igual con estas damas que con sus antecesores hombres.

Algunas de ayer: No es interés de este documento referirse a las reinas y emperatrices de la época medieval, nos circunscribimos a los siglos XX y XXI. Indira Gandhi gobernó la India (1966-1977 y 1980-1984), sin que la miseria de millones de indios se redujera ni que, por encima de las humillaciones patriarcales sobre la mujer, se dejara de venerar a las vacas (porque así lo ordena la ley hindú). Golda Meir, sionista ella, fue primer ministro de Israel (1969-1974) y durante su mandato, igual impulsó el desalojo y despojo de tierra a los palestinos para entregarlas a sus compatriotas hebreos colonizadores. Margaret Thatcher, primera ministra del Reino Unido (1979-1990) asumió el cargo convencida de que la mala hora del Reino se mejoraba imponiendo a los trabajadores condiciones de trabajo y de vida más onerosos; no dudó en ejercer la represión económica más violenta conocida en ese país en las décadas precedentes, resultado: los grandes empresarios mejoraron sus números mientras los salarios mermaban; la desigualdad, la pobreza y el desempleo crecieron. ¡Qué no escribir¡ de la recién fallecida reina de Inglaterra, Isabel II, cabeza de la enmohecida y parasitaria realeza cuyo principal papel es político-ideológico: fomentar en la mente de los pueblos -traspasando fronteras- la obediencia, sumisión y conformismo ante las miserias infringidas por las clases explotadoras y opresoras, justificando, de paso, su parasitismo, sus lujos, su impudicia, su derroche y degradación.

Algunas de hoy: Angela Merkel (canciller alemana desde 2005 a 2021) aunque pretendiendo a ratos darle a la mujer mayores oportunidades de empleo, en medidas respecto de la población trabajadora no tuvo distinción alguna con sus predecesores “Merkel deja una Alemania que nunca ha sido tan rica, pero también nunca ha sido tan injusta. Nunca ha habido tanta distancia entre ricos y pobres, la clase media se ha ido empobreciendo poco a poco, millones de jubilados sobreviven con pensiones de miseria, falta mano de obra cualificada para la industria, hay graves problemas de integración de los migrantes, y está muy por detrás del resto del mundo en la carrera de la digitalización” … “Un tercio de los trabajadores tiene un trabajo precario”, escribe en RTVE Gabriel Herrero, corresponsal de RNE en Berlín. Y sin pudor alguno reconoció haber engañado al mundo: recién declaró que firmó los acuerdos de Minsk no para cumplirlos sino para darse tiempo de armar a Ucrania y afiliarla a la OTAN tras los propósitos intervencionistas contra la Federación Rusa. Ursula von der Leyen, también alemana, presidenta de la Comisión Europea, salpicada ella por corrupción, es abanderada hoy para la prolongación de la guerra en Ucrania mediante la aprobación y envío de toda clase de armas al campo de batalla más los 10 paquetes de “sanciones” económicas a Rusia.

Guardando proporciones, análisis similar podría hacerse de las gobernantes latinas como Michele Bachelet (Chile), Dilma Rousseff (Brasil) y Cristina F. de Kirchner (Argentina) para nombrar las más importantes y, por cierto, representantes del llamado “progresismo”. Estas damas no restituyeron un gramo de soberanía a tales países ni la condición económica dependiente de los Estados Unidos, tampoco del atraso centenario de su desarrollo ¿por culpa de los hombres gobernantes?; la desigualdad, la pobreza de sus habitantes y la explotación en mano de obra barata de las grandes multinacionales no amainó; gobernaron privilegiando los intereses de las clases poseedoras y parásitas intermediarias del imperialismo norteamericano, de contera, el currículum vitae de algunas de ellas está ligado a la corrupción con los recursos del estado. Ni hablar de las gobernantes abiertamente golpistas, acusadas de masacres a la población como la expresidenta de Bolivia, recluida en prisión, Jeanine Ibáñez y la actual presidenta peruana Dina Boluarte.

Todas ellas gobernaron en representación y defensa de los intereses de la burguesía dominante, en la que se incluye a las mujeres de empresa, grandes propietarias y grandes accionistas; los favorecidos no fueron los trabajadores que incluso perdieron capacidad adquisitiva, mientras las ganancias empresariales se elevaron y se malgastaron en lujos para los accionistas y directores ejecutivos (CEO) compuestos, por cierto, de hombres y mujeres.

Al igual que en el régimen nazi, donde también hubo mujeres despiadadas, participantes del exterminio de las “razas inferiores”, hoy, en cargos de poder las hay con iguales “cualidades fascistas” tipo subsecretaria de estado de los EE.UU., Victoria Nuland o la misma Hillary Clinton promotoras entusiastas, con hombres del momento, de carnicerías humanas en África (Libia, Sudán, Eritrea…) u Oriente Medio (Afganistán, Irák..)

Actualmente, en cerca de veinte países, una mujer está a la cabeza del gobierno sin que sus ejecutorias difieran sustancialmente de la de sus antecesores varones en favor de los intereses de las clases poseedoras ni que la explotación sobre las asalariadas tenga tregua. Bajo dirección de una mujer, Sanna Marín, Finlandia acaba de aprobar afiliarse a la OTAN, esa agresora alianza militar fundada en 1949 con el objetivo de impedir que, a los intereses hegemonistas de los EE.UU., alguien se le atravesase.

Empoderadas en las grandes compañías: La revista Forbes publica en su lista de mujeres multimillonarias a 39 directoras ejecutivas, con riqueza conseguida, como la de los magnates hombres: nunca por su trabajo, sino en base a privilegios oficiales, la explotación de trabajadores y la especulación en bolsa. Una característica de estas mujeres es que toda o parte de su fortuna proviene de herencias de su cónyuge, padres o hermanos y por reparto en los divorcios. Y es que, a ese nivel de clase, sí funciona debidamente el derecho de la mujer al divorcio. En cuestión de derechos de la mujer, prácticamente ya todos le fueron concedidos, pero sólo las mujeres de las clases poseedores los pueden obtener, mientras que a las trabajadoras les ponen muchas trabas y acceder a los mismos derechos significa lucha adicional y, tiempo y dinero para dirimir sus pleitos en los estrados judiciales.

Ahora bien, el dicho popular “de tras de cada gran hombre, hay una gran mujer”, se utilizó para resaltar el trabajo en la sombra, principalmente de las esposas de hombres importantes, pero igual, puede utilizarse para descubrir el papel de las mujeres que al lado de sus jefes y maridos colaboraron, se enriquecieron y se beneficiaron de sus felonías; allí casan primeras damas, vicepresidentas, ministras, generalas, y todas aquellas que con “gran esfuerzo” alcanzaron las cimas del poder, pero con “mínimo esfuerzo”, también se hundieron, a los ojos del pueblo, en profundas y oscuras simas.

Y por supuesto hay escritoras renombradas y famosas con sus respectivos seguidores, que exponen con suma elocuencia el prontuario feminista. Y una mínima referencia de deportistas y artistas que sin empacho exhiben ingresos sin que sus improductivos trabajos los justifique, comparados, sobre todo, con los miserables ingresos en extenuantes jornadas del resto de trabajadoras.

La participación en política de la mujer, de la mujer trabajadora, no tiene por qué extraviarse tras la obtención de altos cargos en el estado represor que, al ejercerlo, la convierte en opresora, como los hombres que las feministas aseguran combatir. Los pueblos necesitan partidos revolucionarios, sindicatos clasistas, guías experimentadas en la lucha; la participación política de la mujer ha de contribuir a la formación de organizaciones que se propongan objetivos electorales absolutamente contrarios a los de las participantes burgueses; las mujeres pueden y deben aspirar al parlamento, pero no para avalar, defender ni fortalecer tal institución, sino para denunciar su abyecto relación con el órgano ejecutivo, el rol demagógico frente a las masas laboriosas o, en palabras de Francisco Mosquera utilizar las elecciones y la tribuna parlamentaria para esclarecer la conciencia de las masas, acabar con las ilusiones electorales y parlamentarias de los sectores atrasados y crear así condiciones para destruir las instituciones reaccionarias en las que se participa.

 ¿Cuánta diferencia puede captarse entre la vicepresidencia del gobierno actual a cargo de Francia Márquez y la vicepresidencia del anterior gobierno a cargo de Martha Lucía Ramírez?, “progresista”, aquella, de “derecha”, esta. Una y Otra vicepresidentas del mismo Estado dominado y controlado por la misma oligarquía y los terratenientes colaboracionistas del mismo imperialismo norteamericano. Estas clases dominantes y sus amos permiten la realización de elecciones sobre el entendido que, independientemente de los resultados, sus más caros intereses están a salvo; así pues, diferencias, entre los dos gobiernos, entre las dos vicepresidentas, por supuesto las habrá: sus talantes y sus talentos, su raza y su cuna no coinciden, tampoco los caminos recorridos por una y otra previo al inquilinato conquistado de la Casa de Nariño, pero en materia sustancial para la nación, para las masas laboriosas y para la mujer trabajadora, no hay mejoras, porque el poder que las refrenda, con una y otra dama guardan, precisamente, intereses de antemano establecidos. Y, a siete meses de este gobierno, pruebas ya abundan.

 Si algún consejo puede darse a las feministas que hoy aspiran al poder, si de verdad les preocupara la independencia y goce de derechos de la mujer, cuando asuman el gobierno asegúrense: 1) de leer bien la constitución y las leyes para que se enteren que en esos papeles ya prácticamente la mujer tiene reconocidos todos sus derechos, 2) pero, para que la mujer pueda acceder a tantos derechos reconocidos, hay que materializarlos con infraestructura suficiente a lo largo y ancho del país, de tal suerte que los oficios domésticos, generalmente ejecutados por mujeres, sean prestados en la forma de empresas con trabajo asalariado; una red eficiente y accesible para todos de  sala cunas, hogares infantiles, hogares geriátricos, lavaderos, comedores y restaurantes populares sacará a la mujer de la monotonía del hogar y la convertirá en un ser productivo, marchando a su verdadera independencia; de las mujeres desaparecerá el miedo a tener hijos y brotarán condiciones para que tampoco deban recurrir al aborto.

 Así que hoy, día internacional de la mujer, la invitación es a seguir el ejemplo de mujeres -que por montones existen y han existido- aquellas que desinteresadamente dedicaron su vida al servicio de los pueblos; desde científicas, pasando por luchadoras y revolucionarias, hasta artistas. En todos los grandes eventos de la humanidad ha estado presente la mujer y es el día de honrar a las que ofrendaron su vida, su libertad o dedicaron su existencia a las causas de la liberación, contra la opresión, por el avance y progreso de los pueblos; por las que se empeñaron en que el conocimiento, las ciencias y las artes estuviesen al servicio popular. Hoy es día para develar la confusión pretendida del individualismo burgués de ponernos como ejemplo a la persona que salió adelante y, en vez de ello resaltemos el esfuerzo femenino por remover los mojones de la sociedad que le tocó vivir para que sus congéneres alguna vez disfruten una sociedad sin clases.



 

1 comentario:

  1. Policías mujeres israelíes contra las mujeres palestinas en Cisjordania .. https://outlook.live.com/mail/0/inbox/id/AQQkADAwATZiZmYAZC1hNWM3LWI0N2EtMDACLTAwCgAQAGM00dsXdyNJmhpIi%2ByXOPQ%3D

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