viernes, 30 de enero de 2009

Obamanía y crisis


O B A M A N I A y C R I S I S









¡Os lo advertí
y no me creísteis,
ahora no vayáis a gimotear!




A medida que se acercaba el 20 de enero (posesión de Barack Obama) crecían las expectativas en el mundo entero sobre lo que el mandatario haría o no y sobre las medidas que tomaría para enfrentar una de las mayores crisis en la historia del capitalismo. Que de paso, es pertinente decirlo, ni fue la primera ni será la última, según su ocurrencia periódica que demostrara ya hace mucho tiempo Karl Marx.
Y de la crisis y de Obama todo el mundo habla y se imagina soluciones; no obstante, los analistas desconocen o interesadamente eluden la esencia de las crisis, la naturaleza del estado y sus gobernantes y los contrapuestos intereses que se dirimen hoy, tanto en los Estados Unidos como en el resto del planeta. De estos factores, fundamentalmente, depende tal o cual política y las medidas para enfrentar el fenómeno. Por supuesto lo mestizo, negro, blanco o amarillo de la piel del mandatario poco o nada lo influenciará a la hora de tomar las decisiones medulares. Tal vez el partido al que se pertenece defina algunas minucias, pero no el derrotero de la Superpotencia ni del orbe. En las clases dominantes, como el resto de clases hay individuos de todas los razas, credos y colores, entonces, se defienden intereses de clase no de raza, color ni religión.
Presentan la crisis meramente como financiera sin que se molesten en explicar la razón de realidades tan precisas como inconexas del manejo bancario, veamos una pequeña muestra:
- La reducción del precio del petróleo de US$145 a US$35 el barril en menos de 4 meses, debido a la merma del consumo. “En los EE.UU. las existencias de crudo subieron en 6.2 millones de barriles, a 338.9 millones frente a la previsión de los analistas encuestados que apuntaba a un aumento de 2.9 millones de barriles” (CNN en expansión, 27.ene.09).
- La pataleta del sector automotriz, que no más en los Estados Unidos piden US$14.000 millones para evitar la quiebra.
- La pérdida del empleo de casi 3 millones de trabajadores en el año 2008 en los EE.UU.
- Por doquier, empresas de todo tipo de producción maquinaria, cosméticos, telecomunicaciones, aerolíneas, fábricas de aviones, laboratorios anuncian despidos masivos (Portafolio de dic. 12/2008).
- La OIT en su informe de tendencias mundiales (Portafolio, enero 28/2009) pronostica 50 millones de nuevos desempleados en el mundo en este año.
- 5.5 millones de casas sin vender. (The New York Times, 19 enero de 2009, selección semanal ofrecida por El Espectador

Es un ardid de estafadores de la información presentar la crisis inmobiliaria como un simple relajamiento en el otorgamiento de créditos de vivienda (créditos subprime).

Estos fenómenos tienen una explicación ciertamente científica que se define como la imposibilidad del capitalismo de planear la producción y del capitalista de dejar de producir, incitando al consumo sin tasa ni medida, para luego constatar que a su pesar las mercancías se acumulan porque los potenciales consumidores ya no tienen capacidad de compra. Los pobres en los EE.UU. se cuentan en más de 40 millones, la mayoría sin techo, luego la demanda está ahí, sin embargo la construcción de viviendas sigue cayendo al igual que sus precios (25%, según Financial Times en internet, ene. 28/09). A su vez, los embargados (más de 3 millones en el 2008, según el mismo artículo anterior), ahora se suman al número de destechados y sus casas, que ya no son suyas, aumentan las existencias. Si los bancos colapsan vaya y venga, al fin y al cabo es un sector parasitario y se concentraría la actividad en más pocas entidades, concentración que se ha dado en todas partes sin que se den quiebras. Pero la gravedad del asunto, la verdadera crisis, es que las empresas constructoras de viviendas suspenden obras, paralizando también a sus proveedores: cae la producción de acero, cemento, vidrio, de muebles, mesones, cocinas, baños (50 subsectores en problemas), cuantas empresas comerciales e industriales cerradas, cuánto desempleo, cuánta gente que ya no consumirá lo que venía consumiendo… y la cadena o la bola de nieve sigue y crece, y no parará hasta que vendan y ocupen los cinco y medio millones de viviendas sin dueño (situación en cierta forma aliviada por el festín de los cazadores de remates que compran a menos precio).

De la vivienda y subsectores la “abundancia” se extiende a todas las manufacturas. Unas empresas reducen su producción, otras paran, otras quiebran. El sábado 24 de enero, en vivo y en directo, RCN informaba de los almacenes que en la Gran Manzana daban rebajas hasta del 80% en los precios previo al cierre por quiebra. Días más tarde en el mismo noticiero agregaban 70.000 nuevos despidos en un solo día: 20.000 en Caterpillar, 5.000 en Microsoft, otro tanto en una aerolínea, etc.; ¿cuál sector financiero? La realidad es inocultable: mucha oferta y menos demanda de bienes y servicios en general.

Pero ¿por qué la crisis explota primero en el sector financiero? Por la misma razón expuesta: el capitalismo no puede dejar de producir, entonces incita al consumidor para que compre así no tenga dinero -los bancos se lo prestan- y es allí donde los entrampados deudores primero incumplen, al fin de cuentas el comerciante y el industrial aunque paren, disponen de un tiempo más de aguante por las existencias que tiene en su fábrica o almacén.

Según lo anterior, ¿cómo encajan tantas expectativas fundadas en el negro inquilino de la blanca casa? ¿Tiene algo que ver su color, su raza? Por supuesto que no. El gobernante no necesita ser inteligente para saber que si las fábricas están paradas, si los trabajadores no tienen empleo, si los consumidores quieren pero no pueden comprar, la respuesta es facilitarle el consumo a las gentes para que vayan y desocupen los almacenes; así las fábricas vuelven a contratar personal y pedidos y a poner a funcionar toda su capacidad. El Gobierno Chino, por ejemplo, desde hace un par de años que se habla de crisis, la ha desestimado diciendo que aún tienen 800 millones de personas por satisfacer. Debiera ser fácil, pero… el capitalismo tiene otras prioridades y contradicciones insalvables.
Los gobiernos de Estados Unidos y Europa han venido auxiliando al sector financiero con astronómicas sumas. Se habla oficialmente de 700.000 millones de dólares en EE.UU. pero expertos independientes hacen cuentas hasta por 5 billones de dólares (artículo de Manuel Llamas en internet, Libertad digital.es oct.23/2008). Ni los deudores ni los millones de despedidos ni las fábricas cerradas merecieron la misma atención, para la población promesas y a lo sumo minucias. Esto demuestra, al menos dos cosas, uno, que al mando del estado está el sector financiero que se auto auxilia con los recursos del fisco y dos, que esa clase y ese estado velan por sus intereses sin que les importe el resto, aún sabiendo que la solución, coyuntural por supuesto (estas crisis son periódicas), pasa por un mayor consumo entre las masas necesitadas de vivienda, alimentación, salud, recreación, estudios, puestos de trabajo, etc. y aumento del gasto gubernamental, como hiciera el gobierno de Roosevelt en la crisis de 1930 y como recomendara el premio Nobel de economía 2008, Paul Krugman, “No es hora de preocuparse por el déficit” (El Espectador, oct. 26/08)

¿Puede y quiere Barack Obama dejar plantado a los magnates financieros, a las multinacionales de la especulación y cumplir las promesas con los consumidores y desempleados? Porque les hizo tales promesas. Me temo que ni quiere ni puede, su compromiso para que le permitieran asumir la presidencia lo hizo, antes que todo, con la clase dominante, la gran burguesía financiera; prueba de ello es que ya posesionado, las subvenciones para el sector ya subieron a 887.000 millones de dólares, no obstante que el mismo Gobierno manifiesta desconocer el destino de los primeros 350 mil millones, los que se utilizaron para todo menos para reactivar el crédito que supuestamente fue lo acordado; contrario, los magnates estafadores remodelaron sus oficinas, aumentaron sus sueldos y pagan lobby en el Congreso para obtener más auxilios (El Espectador enero 24 de 2009)

El forcejeo entre las potencias: De otra parte, con el agravante por la extensión orbital de la crisis, las disputas por el control de recursos, mano de obra y sobre todo mercados para los excedentes, se agudizarán entre las potencias; el papel agresivo, propio de la aspiración hegemónica de Norteamérica, se acentuará pisando más callos en Europa, Japón y China, sus más enconados competidores. Para la muestra un botón: en el encuentro de Davos, Timothy Geithner de los EE.UU. acusó a China de manipular su moneda para mantener un superávit comercial gravoso para Estados Unidos. Putin de Rusia y Wen Jiabao de China, en tono enérgico le imputaron a Wall Street la situación actual de crisis. Así, el escritorio asesor de Obama será menos diplomático que su discurso de posesión, en el que tampoco pudo esconder sus ínfulas de policía universal, y en apoyo de sus transnacionales apretarán más las clavijas a los países débiles, intentando con su expoliación conjurar la crisis, porque no lo harán dando de comer al hambriento.

Agredir países por parte de la superpotencia no es, como sueñan los obamistas, cuestión de buenos o bajos modales del presidente de turno, lo dictan las necesidades económicas y estrategias geopolíticas imperiales. De lrak y Afganistán sólo se irán los ejércitos invasores cuando logren lo que se propusieron, cuando la presión internacional sea insostenible o cuando aquellos pueblos los expulsen. Mientras tanto, Norteamérica buscará nuevas excusas para otras agresiones porque “para resolver las crisis harán lo que sea, sin importarles el costo para la humanidad”.

“Hundiendo al imperio burgués” Esta, como las decenas de crisis precedentes, será zanjada por el mismo sistema capitalista, dejando atrás, claro está, muchos tendidos en el campo. En el informe reseñado arriba, la OIT (una de tantas agencias del capitalismo) calcula que finalizada la crisis 1.400 millones de trabajadores estarán por debajo de la línea de pobreza y acota que ellos equivalen al 45% de la población mundial activa. El hambre se extenderá a más amplias capas de la población –Antes de la crisis, la Unicef calculaba que 10 y medio millones de niños al año mueren por problemas asociados a la desnutrición ¿cuántos más deben morir en tiempos de crisis?- Con el hambre y la miseria se extiende la descomposición social, la violencia en todas sus formas se ensaña contra la población. Empresarios y propietarios quiebran por miles y como señalara Marx la riqueza se concentra en más pocas manos. En octubre CNN TV mostró a un magnate de la especulación cínicamente feliz cuando compraba a menos precio acciones de empresas en dificultades manifestando que en poco tiempo triplicaría su riqueza. Carlos Slim, el mejicano que figura como segundo hombre más rico del mundo, por estos días compra acciones de cuanta empresa le suene a caída (CNNExpansión.com dic. 12 y ene. 23), JP Morgan Chase, el tercer banco de Estados Unidos, compró por un precio irrisorio a su competidor Bear Stearns, que colapsó. Merrill Lynch fue vendido al Bank of América, el banco más grande de los EE.UU. A la fecha de hoy hay 40 bancos medianos y pequeños cerrados en Estados Unidos, sus operaciones, por supuesto, las asumen los que quedan. En fin, las fusiones y adquisiciones se cuentan por miles: en 2007, en el mundo, según CNNExpansión.com fueron cerca de 23.000 fusiones. Es tiempo de parásitos y especuladores.

Si el capitalismo sólo puede ofrecerse una solución coyuntural, ¿cómo prevenirle a la humanidad los costos de una nueva crisis, que seguramente antes de 10 años la sufriremos? ¿a quién le corresponde aportar la solución estructural? Oyendo a una dirigente sindical estadinense entrevistada por RCN en la mañana del lunes 26 de enero, no queda duda que ese día y esa solución no están a la vuelta de la esquina. Porque es el proletariado organizado políticamente el que tiene la respuesta, “hundiendo al imperio burgués”, como dice La Internacional, el himno de la clase obrera (137 años vigente), pero esta dama sindicalista no tiene ni media idea de su papel y el de su clase en la transformación de la sociedad. Infortunadamente, en ella está reflejada la dirigencia de la clase obrera hoy en el mundo: viciada y comprada por gobiernos y patronos; inmersa en asuntos estomacales no aprovechará la crisis para hundir el imperio burgués. Hace falta que el proletariado solucione primero ese penoso asunto interno que le permita forjar en su seno dirigentes, hombres y mujeres, con claridad ideológica que desde partidos políticos de clase dirijan a las masas laboriosas y se propongan desalojar del poder a la clase responsable de que hoy nuevamente el planeta esté al borde del abismo, tanto con esta crisis de superproducción como con el fenómeno ambiental, dada la sobrexplotación de la naturaleza que no sacia la insaciable sed de ganancias del capitalismo. Tarea histórica del proletariado.

De Kunta Kinte a Barack Obama. Obama, bien puede decirse, personifica aquellos negros del desenlace de Raíces, película basada en la novela del escritor norteamericano Alex Haley; negros que contrastan con el personaje central, Kunta Kinte, quien desde que fue cazado en África por los negreros y esclavizado en Estados Unidos, nunca doblegó su espíritu, ni siquiera aceptó el nombre que le pusieron, Toby, sufriendo toda clase de vejámenes por su rebeldía y fallidas fugas. Los otros, los del final de la obra, domesticados y absorbidos por el sistema, aceptan o se resignan a los valores que les impusieron. Obama, domesticado, en la Casa Blanca estará para servir a los intereses de la burguesía financiera, parasitaria por demás.


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