miércoles, 4 de septiembre de 2024

PARO NACIONAL DE CAMIONEROS,

CONTRA ALZA DE PEAJES Y LOS PRECIOS DEL ACPM

Comparada el alza de la gasolina cuyos precios subieron desde el primer mes del gobierno Petro, la del ACPM se había demorado; ¿por qué?, seguramente por el miedo del gobierno a que la resistencia de los camioneros lograra paralizar al país. El precio de la gasolina subió en los 16 primeros meses un porcentaje (60%) que ningún otro gobierno se atrevió siquiera a pensar más allá de un 10%, sabiendo que la respuesta de los colombianos hubiese sido vigorosa. Por el contrario, el recién posesionado “gobierno del cambio” tuvo de su lado las cúpulas de los sectores populares otrora calificados por sus bases para la resistencia: centrales obreras, movimiento estudiantil, indígenas (para nombrar los tres principales sectores). Los taxistas resistieron con un paro nacional, pero las dádivas oficiales lograron su desmovilización. Por su parte, los Centros del pensamiento de la heterodoxia económica neoliberal y consejeros de la oligarquía y de los distintos gremios económicos, “convencieron al país de la necesidad” del incremento, no sólo de los precios de la gasolina, también de la reforma tributaria y otras felonías aprobadas contra el bolsillo de los colombianos. Así pues, Petro, atendiendo a los amos extranjeros, con la complacencia de “los de arriba” y la parálisis de “los de abajo” logró lo que Duque, Santos Uribe y anteriores gobiernos no pudieron.

El diésel o ACPM que en el país se consume, es refinado en plantas nacionales, así que el Gobierno no podrá convencer a nadie ni sembrar cizaña con el trasnochado cuento de ya hace tres décadas del tal subsidio frente a los precios internacionales. Estos incrementos, junto a la nueva reforma tributaria con la que se pretende captar $12 billones, asaltando, esta vez, a los pequeños servicios, comercio al por menor y por enésima vez al bolsillo de los asalariados medios, en realidad sirve para cubrir faltantes que deja el obsequioso servicio de la deuda y el gasto anual de malfuncionamiento estatal, burocráticamente aumentado en $120 billones -y no hablamos del despilfarro y la rampante corrupción, son otros temas-.

Hoy nos encontramos con el paro camionero, que por sus objetivos: rechazo del incremento a los peajes y del incremento al precio diésel, medidas que, consecuencialmente, aumentan el costo de vida, merece el respaldo popular. No obstante, encontramos a los camioneros con las mencionadas dificultades: desmovilizados “los de abajo”, complacidos “los de arriba” y, ateniéndonos al historial conciliatorio de los directivos del gremio transportador, además divididas en diferentes intereses, la dirección del paro no es confiable; de hecho, escuchando hoy a la Ministra del Trabajo, no participan del mismo las grandes cúpulas del gremio, es decir, mientras los pequeños transportadores se baten en calles y carreteras, los esquiroles Colfecar, Fedetranscarga, … se mantienen a manteles. Urge, entonces, la conciencia y claridad en las bases de los camioneros independientes, de taxistas y motociclistas para que la movilización obligue a sus directivos a resistir hasta la obtención más que justa de los objetivos propuestos ¡Que así sea!

ADDENDA:  a raiz del levantamiento y resultados del paro: 

En el fondo, todos, Gobierno y Oposición, están molestos con los camioneros por sus logros en el paro. Unos y otros quieren el aumento del precio del diésel y en general de los combustibles, porque ese es el mandato de sus amos internacionales Washington, FMI, BM, OCDE… Detrás está el cuento de reducir el déficit del Fondo de estabilización de precios de los combustibles (Fepc) y eliminar unos supuestos subsidios, mediante el pago de combustibles a precios internacionales, como si Colombia no fuese un país petrolero. Del consumo total anual de gasolina y diésel en Colombia, los datos oficiales muestran, respectivamente, no más del 35% y 12% de importaciones. Conclusión, la lucha de los colombianos en esta materia no puede ser otra: NO a los precios internacionales de los combustibles consumidos en Colombia.

Ahora bien, al gobierno, “pobrecito”, no le alcanza el presupuesto y por ende tenemos que permitirle que nos meta la mano al bolsillo: FALSO. Los recursos, con el gobierno del cambio, se siguen yendo para otras partes: corrupción, despilfarro, burocracia parásita y sendos privilegios a los magnates de las clases dominantes y a las agencias financieras y multinacionales imperialistas. Unas pocas y sencillas preguntas para el Gobierno: ¿el empoderamiento de esa nueva camarilla gobernante cuántos nuevos burócratas tiene y cuanto nos cuesta? ¿Cuánto nos cuesta ese insubstancial y ridículo nuevo ministerio llamado de Igualdad? ¿Cuánto presupuesto está utilizando en esa comedia de la paz total con centenares de burócratas echando carreta por el mundo entero? ¿Cuál el presupuesto para evitar la extinción de la humanidad que, según el presidente, acarreará el cambio climático? ¿Y la mermelada para que el Congreso le apruebe sus “reformas” cuánto ha valido? ¿Por qué no decirle la verdad al país por tanta presteza y nobleza (aplaudida, igual por neoliberales y “progresistas”), frente al pago del servicio de la deuda? ¿En vez de dilapidar recursos a diestra y siniestra, ahora con el eufemismo de la economía popular, siendo que el país necesita son recursos estatales para el montaje de grandes empresas productivas, ej. refinería para evitar importaciones de combustible?  Mil preguntas de esta índole tendrán los colombianos en estos días de declaraciones de renta y de preparación de una nueva reforma tributaria para recaudar $12 billones que, si no la derrotamos, saldrán de las personas naturales, porque a las empresas les reducirá el impuesto del 35 al 30%.

1 comentario:

  1. Cobra actualidad la entrada de este blog del 15 de septiembre de 2022, "La trampa de los precios internacionales del petróleo y el Fondo de estabilización de precios de los combustibles, FEPEC"

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